La puertas y ventanas de Duchamp: Fresh widow, Bagarre d'Austerlitz, Puerta: 11 rue Larrey, la puerta Gradiva, Etant donnés
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Cuando utilizamos el sistema de categorías para reflexionar sobre el arte de Marcel Duchamp, nos enfrentamos a una aparente paradoja: de un modo simultáneo, nos conduce y, a la vez, se resiste a la clasificación. Esta característica aparece en toda su obra. Es una cualidad que encontramos en cada pieza y en la obra en su conjunto. Se examinará esta cuestión, poniendo uno al lado del otro cinco trabajos de Duchamp: Fresh widow (1920), Bagarre d’Austerlitz (1921), Puerta: 11 rue Larrey (1927), las puertas de la galería Gradiva de André Breton (1937) y la puerta del Etant donnés (1946-1966). O bien son puertas o son ventanas. Pertenecen y están en una pared. La pared es un límite. Ocupándola, las ventanas y puertas simultaneamente forman el límite y lo disuelven. Habitándola transgreden su función de límite. Cuando Duchamp investiga la ocupación, definición y posible disolución de la pared a través de las ventanas y puertas, cuestiona análogamente la ideología que subraya la institucionalización del arte, la ideología de la representación.
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This article is from RA, Revista de Arquitectura 9 (2007): 43–60. Posted with permission.